Denominacion(es) de la fábrica

Fábrica Certificado Dirección Provincia Años Marcas
La Sin Bombo   Piedad/Mitre y Florida Capital 1854-1902 Águila, Cuarteto
La Sin Bombo   Perú 75 - Florida 98 Comercio 2051 (hasta 1900) Capital 1854-1911 Cóndor, La Sin Bombo, Ideales, Cuarteto, Gladiadores
La Sin Bombo   San Juan 350 Capital 1920-1930 Ideales, La Sin Bombo
La Sin Bombo   Humberto 1° 2051 Sarandí 1063-1099 Capital -1911 Águila, Buenos Aires, Cadete, Caprichos, Celestiales, Chic, España, Exquisitos, Fuertes, Gauchos, Incomparables, Independientes, Juncales, La Sin Bombo Sublimes, Magníficos, Nacionales, Patria, Sargento Cabral, Terceto, Titanes, Únicos


Historia

La Sin Bombo, de Domingo y Juan Canter

Domingo Canter, el fundador de la tabaquera La Sin Bombo, fue un inmigrante español que llegó a Buenos Aires, procedente de Gibraltar, en 1853 (o en 1852 según otra referencia 88 ), sin un peso en sus bolsillos como la mayor parte de los inmigrantes que venían desde Europa con el sueño de ''hacerse la América''. Pero tenía un rasgo dominante que era su independencia de carácter, y su determinación en convertirse en un hombre respetado y emancipado. Sólo un año después de haber llegado a nuestro país ya era patrón de un modestísimo establecimiento tabaquero al que denominó La Sin Bombo. Funcionaba en un pobre obrador de la calle Defensa y Victoria (actual Hipólito Yrigoyen) en el que seis obreros atendían sin mucho esfuerzo la demanda diaria de cigarrillos y tabaco.

A diferencia de otras manufacturas, que privilegiaban la ganancia a la calidad del producto, Canter desde el primer momento trató de hacer de sus productos los mejores en su clase. Y lo logró, su fábrica era superada en cuanto a ventas, capital o extensión de los negocios, pero sus productos siempre gozaron del mejor crédito. Y así se mantuvo durante toda su existencia.

En el año 1882 Domingo Canter, ya anciano, dejó el liderazgo de La Sin Bombo en manos de su hijo Juan, quien estuvo al frente del establecimiento hasta la venta a la C. A. T. en 1911. Juan Canter (1860-1924) trasformó a la fábrica artesanal en un verdadero establecimiento industrial. En 1890 se construyó un suntuoso edificio en las calles Humberto I y Sarandí, que aún hoy desafía el paso del tiempo, el cual albergaba cientos de obreros que operaban todo tipo de modernas máquinas para la fabricación de cigarrillos. La Sin Bombo era una de las fábricas que tenía su propia imprenta, en la que se confeccionaban no sólo las etiquetas de IDEALES, SUBLIMES o LA SIN BOMBO, sino también libros de diversa índole. Los diseños de las marquillas se grababan en planchas de acero para luego ser transferidas al papel. La imprenta contaba con talleres de tipografía, encuademación y fotografía de los más avanzados del país.

Juan Canter atendía personalmente el escritorio de la empresa La Sin Bombo situado en la calle Defensa 144. El exterior de la construcción se mantuvo sin modificaciones ya que así lo quiso conservar su propietario, por amor a las tradiciones. Canter habitaba en el ala derecha del edificio para tener un seguimiento cercano de las actividades que se desarrollaban en su empresa.

La Sin Bombo era una fábrica de término medio ya que Canter prefería una elaboración de calidad, supervisada personalmente, a una mayor en volumen pero de menor valía. Hacia fines del siglo XIX trabajaban en la empresa unos 50 operarios en cigarrillos, además de otros 15 en cigarros. Sus productos llegaban al interior del país y se estableció con una sucursal en Rosario en la calle Córdoba 854, gerenciada por Antonio Gil, antiguo tenedor de libros de la casa central, de esta manera, se posibilitaba también la exportación a países limítrofes, pero siempre dentro de cantidades limitadas, ya que la firma no elaboraba productos de los llamados ''populares'' o de bajo precio. Uno de los lemas de La Sin Bombo era ''nuestra fábrica no es la que más vende, pero sí la que más tabaco habano consume''. En los primeros años del siglo XX este establecimiento, según las estadísticas de la aduana, había importado en algunas ocasiones el 80% de todo el tabaco habano que había ingresado al país. Este hecho, según Canter, demostraba que su fábrica era la que elaboraba los cigarrillos de mejor calidad de la Argentina.

Además de las oficinas administrativas que funcionaban en la calle Defensa, en las marquillas de La Sin Bombo aparecen las direcciones de Perú 75, Piedad (actual B. Mitre) y Florida, a menos de dos cuadras de Perú 75, y que también funcionaba como oficina y escritorio, Defensa 1343, que funcionaba como fábrica y depósito, Comercio 2051, que pasó a llamarse Humberto I en 1900 y era el establecimiento más importante, y San Juan 350 que es posterior a 1920 cuando Piccardo y Cía. Ltda. ya había adquirido las marcas de La Sin Bombo a la Compañía Argentina de Tabacos.

¿Por qué La Sin Bombo?

Era muy común en la Argentina de la segunda mitad del siglo XIX que en alguna esquina céntrica se parase un hombre provisto de un bombo, y a fuerza de golpear y golpear el instrumento lograra reunir un cierto número de curiosos, ante los cuales comenzaba su discurso, ponderando las virtudes de los comercios que patrocinaban su actuación. Justamente el nombre de La Sin Bombo es muy apropiado para una manufactura de tabaco como la de Domingo Canter, quien siempre tuvo a la calidad como lema central para el desarrollo de sus productos. El razonamiento era entonces, que si sus cigarrillos eran los mejores que se producían por lo tanto no necesitaban de publicidad, es decir podían venderse ''sin bombo''. El argumento es muy bueno y para hacerlo conocer al público se contrataban amplios espacios publicitarios en PBT y en Caras y Caretas, dos de las revistas argentinas más importantes de comienzos del siglo XX. Es decir, la empresa de Canter gastaba muchísimo dinero en publicidad para explicar por que no hacía falta que su fábrica de cigarrillos hiciera propaganda. . .

En el año 1911 la fábrica de Canter, junto con la mayor parte de las tabaqueras más importantes, pasó a manos del trust tabacalero inglés conocido como la Compañía Argentina de Tabacos. Este nuevo conglomerado de fábricas conservó sólo las marcas más importantes de las empresas que había adquirido y centró la publicidad en las marcas más antiguas y tradicionales. De la compañía de Canter las elegidas fueron LA SIN BOMBO, IDEALES y SUBLIMES, aunque CAPRICHOS, ESPAÑA y ÚNICOS continuaron produciéndose al menos hasta fines de 1918. La C. A. T. introdujo un simpático personaje conocido como el Gnomo de los cigarrillos IDEALES, que no se cansaba de alabar las bondades del producto, e invitaba a los fumadores a que le escribieran diciendo por qué preferían los IDEALES frente a otras marcas de 20 centavos. Entre las opciones estaban: por que no tienen palo, por que vienen sin cupones, por su sabor, por su frescura, o por cualquiera de sus múltiples cualidades.

Para finalizar con la historia de la empresa de Canter haremos mención de una curiosa anécdota sobre las peripecias del primer automóvil que circuló por la Ciudad de Buenos Aires tal cual que fue reportada por Raúl H. Álvarez en una carta de lectores del diario La Nación

''Este año (2004) se cumplió el centenario de la aparición del primer automóvil en las calles de Buenos Aires. Se trataba de un auto marca OttoBenz, de bencina y de dos cilindros horizontales, sin parabrisas y capota, que había comprado en París Dalmiro Várela Castex (hijo de Juan Cruz Várela y nieto de Florencio Várela, un procer de nuestra historia) en sociedad con su amigo Sebastián Alcorta. Se cuenta que en uno de sus primeros paseos por el corso de Palermo asustó a los caballos de los «landeau» que allí circulaban, por lo cual la policía pidió que retirasen el vehículo durante ese festejo. Asimismo, es notable destacar que cuando el auto fue desembarcado en el puerto, la Aduana se enfrentó con un dilema para autorizar su ingreso pues no estaba aforado y no se podían establecer, por lo tanto, los derechos que correspondía abonar por su importación. También hubo en su momento una cuestión en cuanto a la patente. Por ser el primer automóvil le correspondía el número 1 y ese mismo derecho lo reclamó, luego, el intendente municipal, llegándose, finalmente, a un fallo salomónico por el que se creó, entonces, la primera «chapa oficial», también con el número 1, dejándole el mismo número al auto de Várela Castex en la categoría de «particular». El insólito destino de este primer automóvil, después de unos años, fue haber sido comprado, cuando ya estaba viejo y destartalado, por Juan Canter, propietario de la fábrica de cigarrillos La Sin Bombo, quien lo utilizó para publicitar sus productos colocando un gran bombo sobre su armazón. Hasta allí he seguido el rastro.''

Aún cuando la veracidad de la historia no está comprobada, de ser cierta resulta increíble que justamente la fábrica La Sin Bombo de Canter, quien por años se jactó de que sus productos eran de tal calidad que no necesitaban ser publicitados, haya utilizado la vieja carrocería de este auto histórico para hacer propaganda de sus cigarrillos, ¡utilizando un bombo!

Tomado del libro ''Pioneros del Tabaco - Los Fabricantes de Cigarrillos en la Argentina 1880-1920.''


Datos Adicionales

Datos tomados de la Guía descriptiva de los Principales Establecimientos Industriales de la República Argentina de 1895, pp 222-224

La fábrica de San Juan 350 aparece en los cigarrillos Reina Victoria (Enrique Martínez) cuando eran fabricados por la CAT y luego en los de Piccardo (cigarrillos 43).


Fotos