Denominacion(es) de la fábrica

Fábrica Certificado Dirección Provincia Años Marcas
Cigarrería El Valle de Lerma   Florida 117 - Salta Salta 1870-1924 Industriales, Villagrán
Manufacturas de Tabacos El Valle de Lerma - Sucesión Ángel S. Villagrán   Florida 550 - Salta Salta 1924-1935 Villagrán
Manufacturas de Tabacos Ángel Villagrán SRL   Florida 550 - Salta Salta 1935-1946 Industriales, Iowa, Polar, Villagrán
Certificado A661 amarillo A661 amarillo Florida 550 - Salta Salta 1938-1955 Alabama, Barlow, Cacuy, Huracán, Teherán, Vicuña


Historia

La fábrica de cigarrillos Villagrán

Por Enrique A. Ruiz Romano (*)

Tomado del diario El Tribuno de Salta, domingo 9 de enero de 2000

Este complejo industrial comenzó a funcionar alrededor de los años 1873-1875, coincidiendo con la llegada de su fundador a Salta, el catamarqueño don Ángel S. Villagrán. La fábrica de cigarrillos Villagrán, la primera planta industrial instalada en la provincia y quizá la primera fábrica de cigarrillos del país que contaba pan sus propias plantaciones de tabaco en la localidad de Chicoana, además de comprar le cosecha a los pequeños productores del Valle de Leima.

La fábrica producía tres tipos de cigarrillos: el ''Industrial'', de tabaco negro se vendía a $0.10: el ''Especial'' que era de intermedia calidad, al precio de $ 0. 15, y el Virginia, elaborado con el tipo de tabaco que su nombre indica, era un cigarrillo rubio claro y suave de muy buena calidad. y costaba $0.25 Además se producía el tabaco para el armado de cigarrillos a mano de consumo generalizado sobre todo por la gente de campo y en lugares retirados del poblado, estos paquetes contenían aproximadamente 100 gramos.

Este producto salía con destino a Catamarca, La Rioja, Chaco, Formosa. Tucumán, Santiago del Estero, ingenios azucareros, establecimientos mineros, estancias del Sur de la provincia de Buenos Aires, etcétera.

El proceso de fabricación que se realizaba en la calle Florida 550, después de cosechado el tabaco e ingresado fábrica era más o menos el siguiente: las hojas eran introducidas en grandes piletones con agua para su lavado y sobre todo para devolverle su flexibilidad natural, evitando así el resquebrajamiento de la hoja cuando se ejecutaba el despalillado de la misma, esto consistía en sacar a mano el tallo y nervio central de la hoja.

El lector lo debe haber experimentado alguna vez cuando al encender un cigarrillo de pronto se apaga porque tiene un trozo de ''palo'', pues de eso se trata, evitar que esto ocurra y se deslice hasta llegar a su cigarrillo

Del ''despalillado'' pasaba a una centrifugadora para extraerle el exceso de humedad, luego a unos cilindros giratorios horizontales de un metro de diámetro por cinco o seis de largo aproximadamente para su secado por medio de vapor caliente producido por una caldera alimentada a leña y, por último, a una máquina guillotina de donde salía el tabaco convertido en hebras,

Gente y máquinas en actividad

El detalle quizá más importante está en la mezcla de distintos tipos de tabaco, hasta conseguir el sabor y color deseados y siempre tratando de mejorar para poder competir con otras marcas, caso contrario todos serían de sabores similares, diferenciándose únicamente por ser fuertes, suaves o intermedios.

La zona tabacalera de Salta produce el Criollo, Burley y Virginia, de por sí tabacos de muy buena calidad, sabor y aroma en sus distintos tipos, utilizados para la mezcla de tabacos producidos en otras regiones y exportados a países, europeos justamente para mejorar la calidad de aquéllos.

En la preparación del tabaco entran otros tantos productos, recuerdo que a la fábrica llegaban periódicamente partidas de miel de abeja en tambores metálicos de 200 litros.

No pretendo parecer como entendido en tabaco, al contrario, no sé diferenciar una planta de acelga de una de tabaco en su primera etapa de crecimiento.

Sobre lo antedicho no olvide que tan sólo se trata de la observación de un chico de entre los 8 y 12 años por aquel entonces, que pasaba durante el día más horas en la fábrica -era vecino- que en su casa estudiando, por lo tanto usted puede disentir parcial o totalmente conmigo.

No sé, pero ver todo ese movimiento de máquinas y tanta gente trabajando (en esos años el armado y envasado era manual), me llamaba poderosamente la atención.

Puede ser ésta la razón por lo que después de 60 años recuerdo tantos detalles, como por ejemplo, el nombre del mecánico encargado de la sala de máquinas, don Luis Arena.

A comienzo de los años 30 se incorporó una nueva máquina en la que se colocaba el tabaco ya procesado por un lado, el rollo de papel especial exclusivamente para cigarrillos en otro, y las marquillas impresas -en la Compañía General de Fósforos en Buenos Aires- en un tercer compartimento. Por el extremo opuesto de la máquina salían los paquetes cerrados listos para su distribución y consumo.

Este equipo era atendido por un solo operario. El que vino a instalar la máquina importada desde Alemania, era un técnico de igual origen, de nombre Erik Valbe y no entendía nada de nuestro idioma, el castellano, no sé quién ofició de intérprete y traductor.

Una mujer toma las riendas

Al frente de la producción, y luego de fallecer su esposo don Angel, se encontraba doña Ramona Villagrán, la cabeza pensante en todos los movimientos que se realizaban en la fábrica, comunicándose por teléfono con los encargados de la finca en Chicoana, para informarse sobre el estado de los cultivos y cosecha del tabaco.

Los teléfonos eran aquellos enormes cajones de madera colgados en la pared, tenían que darle muchas vueltas a la manivela para que conteste la Central Salta y luego esperar horas enteras y hasta días, porque dependía del estado de las líneas para concretar la comunicación por medio de Central Chicoana.

La administración general de fábrica estaba a cargo del contador señor Manuel R. Guzmán, los auxiliares Humberto Davis, Carlos Revuelto y otros empleados más.

La familia de doña Ramona, como todos la llamaban, se componía por los hijos de su primer matrimonio con Ángel S. Villagrán: Juan Ángel, Eduardo y Elina, y los del segundo matrimonio con Guillermo Villagrán (fallecido a los 87 años), María del Carmen y José Guillermo. También se crió junto a ellos Teresa, hija de un hermano de doña Ramona.

Juan Ángel, el mayor, heredó la fábrica al fallecer su padre, tenía una coupe descapotable

Chevrolet modelo 1934 - cero kilómetro, un sueño, cuando recién la adquirió era única en Salta, por ser la primera que llegó de ese modelo.

Eduardo estudiaba medicina en Córdoba, cuando terminó la carrera y ya casado, regresó a Salta donde desarrolló su especialidad como médico de niños, Elina se casó con Paulino Echazú, comisario en Chicoana por aquel entonces, vivía alternativamente en Chicoana y la ciudad.

María del Carmen (Tití), cursó sus estudios en el Colegio del Huerto, se casó y tuvo cinco hijos de los cuales cuatro son profesionales.

José Guillermo (Chichí), el benjamín de la familia, se casó y falleció a los 40 años en un accidente de automóvil, dejando tres hijas.

Cigarrillos para pobres

El padre Juan, cura titular de la iglesia La Viña, ubicada en Alberdi esquina San Juan, cenaba una vez a la semana con la familia Villagrán, aprovechando la oportunidad para conseguir siempre la colaboración de doña Ramona para la parroquia y los feligreses de muy escasos recursos.

Los sábados a la mañana se le entregaba aproximadamente cuarenta cigarrillos sueltos a todo hombre mayor que por su apariencia denotara pobreza.

Doña Ramona ayudó a mucha gente humilde, los que recurrían a ella nunca salían con las manos vacías. Para que el lector deduzca, tenía más de 60 ahijados entre los de Salta y los de Chicoana, y temo quedarme corto en mis cálculos.

El gerente general de la fábrica, Manuel R, Guzmán, por motivos que desconozco, renunció en el año 1936. En 1938, la familia Villagrán se trasladó a una de sus propiedades, en calle San Martín al 100 al pasar la fábrica a manos de terceros, los que continuaron trabajando por espacio de unos 17 años más, aproximadamente.

Esta es una síntesis de la historia de esa fábrica, de donde salieron nuestros famosos cigarrillos recordados por Arturo Dávalos en su parodia de la López Pereyra cuando dice que esa zamba ''es más salteña que el cigarrillo de Villagrán''.

(*) Escritor salteño.

Agenda Cultural

Domingo 9 de enero de 2000

Información facilitada por Javier Villagrán descendiente de los fabricantes de los Cigarrillos Villagrán


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